Algo desde internet:

The kinds of people who really are "shamans" are those that allow the archetype to work through them.

They are sort of instruments and never for a second think that the shamanic power is theirs.

It is dangerous to think that one has magical powers.

In villages being called to be a medicine man is terrifying and, Jung said often they are sick, insane or both.

It requires the utmost responsibility, wisdom, maturity and their lives forever altered.


El año pasado fui a un evento donde compartí medicina y me preguntaron cómo ser chamán shamán.

Tomé algunas horas para responder, porque es como preguntar cómo ser artista, mago, alquimista.

Y preguntárselo a un aprendiz.

Lo legítimo no se puede estudiar ni aprender desde el pensamiento sino desde lo que realmente hacemos.

Y mi camino en el shamanismo es diferente al del amigo que me guió alguna vez.

Distinto al de taitas en Colombia, curanderos en Perú o pajes en Brasil. Distinto al de los mayores en Ecuador.

Puede que se parezca algo a ellos, como también a los lakotas o tribus australianas y así.

Incluso puede que tenga algo de paganismo, según quien analice lo que hago. Se dio y apenas lo sentí.

Un día reconocí no saber quién era ni por qué hacía casi nada de lo que viví.

Y comencé a explorarme; leí el Tao, empecé a meditar, escribir. Llegué al cannabis, hongos y otras planticas que descubrí.

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La ayahuasca está de moda y tiene una energía superlativa, pero no es para todo/s ni "porque sí".

Respeto mucho la cultura ancestral y por eso dudo que alguna vez me reconozca como "shamán".

Cada tribu tiene su sistema de creencias y valores, y solo ellos saben quién y por qué lo es.

En Brasil hay rituales de iniciación muy estrictos, y quedan allí muy pocos shamanes según la tradición per sé.

Las pruebas que deben cumplir pueden ser extremas.

Comerse el corazón de animales cazadores o trepar hacia un panal de avispas para moverlo y sobrevivir.

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El poder del shamán nace en su transparencia, entrega y servicio.

Es proporcional al dolor que pueda (dejar de) sentir.

Independientemente de eso, el shamán es quien camina y por eso "ve". Vive fuera de tiempo, Dios sabe por qué.

Es mucho más que un rol o algo para hacer, es una misión vital para las comunidades y su porvenir.

El shamán no sana sino a través de la energía que Dios le permite invocar y compartir.

Es un guerrero de luz que tiene tanta fuerza como vulnerabilidad, si no se aprende a proteger y cubrir.

Porque así como hay shamanes, hay brujos. Y toca mantenerse firme al elegir.

La diferencia entre ambos es que uno actúa desde el amor y la energía vital universal, y el otro desde su ego.

Un shamán querrá que sanes; un brujo usarte porque siente que necesita lo que tienes, por tener miedo.

Y puedes creer o no, pero la medicina moderna no resuelve ansiedad, depresión, adicciones, alzheimer, cáncer, artritis, fibromialgia, migrañas, traumas emocionales, sífilis ni trastornos de personalidad...

Y para shamanes son enfermedades curables.

Resulta que la medicina institucional se enfoca en la materia que es lo más superfluo.

Y al limitarse exclusivamente a eso, no logra sanar sino emparchar algo concreto.

El shamanismo se basa en la energía, que trasciende lo que somos y por eso sana lo que padecemos.

Los primeros médicos del mundo fueron shamanes, Carl Jung vivió lo que shamanes hacen.

Biographers have disagreed whether these years in Jung's life should be seen as "a creative illness", introspection, a psychotic breakdown or as a period of madness.

Jung referred to his imaginative or visionary venture during these years as "my most difficult experiment".

This experiment involved a voluntary confrontation with the unconscious through wilful engagement of what Jung later termed "mythopoetic imagination".

"I fell into the mystery," Jung states after he has been squeezed by the black snake and saluted by Salome.

Reading the Red Book, we see the enormity of the price Jung paid for his wisdom, and come to appreciate the extent of his courage and eventual self-mastery.

This is a record of a shamanic descent to the underworld, and of long testing and initiation in houses of darkness from which lesser minds and feebler spirits might never have managed to find their way back.