La vida empieza cuando aceptamos que nos condicionaron para negar, mentir y callarnos.

Nos programaron a olvidar el presente, por un futuro o pasado que siempre es diferente.

A que nos preocupe lo que pasó o no ha pasado. Nos mantuvieron siempre con alguien o algo pegado.

Ya casi ni podemos hablar, sin repetir o someternos (incluso sin saberlo) a lo que piense o diga el resto.

Lo contrario es tan simple como "soltar". La fuerza mínima para aceptar.

Con identidad nos obligaron a estar pendientes de lo que pensarán y desconectados de lo que sentirán.

Al caminar, reirnos o llorar, siempre alguien afuera podía pensar algo y eso moldeó lo que luego "evitamos".

Dejamos de ser humanos repitiendo órdenes, posturas y horarios. Cambiar pide aceptar que nos programaron.

Socialmente no eligimos trabajar ni lo que estudiamos; elige el dinero o lo que esperan que hagamos.

Salir requiere coraje, acción y ser bueno olvidando.

"By letting it go it all gets done. The world is won by those who let it go"

- Lao Tzu, Tao Te Ching

Olvidamos de manera natural y es muy sano.

Elegimos no hacerlo o nos dejamos programar por quienes prefieren crónicamente recordar.

Creamos nuestra realidad y también la crean otros en simultáneo. La mala onda es lo que (no) manifestamos.

La creación conjunta además de existir, es. Se genera como la vida, de una vez.

Si uno busca la verdad, la encuentra lejos de los demás. Porque la sociedad agota la fuente de energía vital.

Si todos creen en algo, es probable que se cree algo.

Al universo le da igual lo que dirán. La verdad vibra y llega sin pensamiento, en libertad.

Ser como soy, natural. Meditar, conectar, crear.

Mañana no existe ni lo que podrá pasar.