Ando con pantalones sueltos, me rasuro la cabeza y vivo muy mis tiempos.
Hay quienes se quedan observándome y siento sus nervios, algo así como vergüenza y asombro. Tal vez miedo.
Me preguntan seguido si soy Hare Krishna (!)
Y sé que mi aura -para la mayoría- atrae y repele. Eso no se piensa sino se siente.
Imagina cuando les cuento que no practico ninguna religión porque todas se parecen.
Con algunos lentes me dijeron Indio Solari y con otros Bruja Verón. Son argentos que atraen y repelen como yo.
Lo cierto es que soy nadie y es lo más raro porque la mayoría se identifica con ser alguien.
Con tener una vida, que se pueda explicar y relatar. Sino para qué uno viviría?
- Alguien.
Cuentan su trabajo, profesión, familia. Soy uno que se muda seguido y escucha música todo el día.
Observa, fuma mapacho y camina.
Algunos saben que soy taoísta, cuento que es lo más simple y real que encontré cuando no tenía sentido mi vida.
Otros saben que uso medicina ancestral desde que separé mi día a día de la mayoría.
Todos saben que soy DJ y hoy elegí dedicarme mayormente a mezclar, porque antes no me salía.
La energía supera religiones, porque todo es energía.
Sienten la mía y preguntan qué religión me enseña, cuando el taoísmo no es religión sino una escuela de vida libre y gratuita.
Leí algunos libros pero aprendí más moviendo, haciendo, cambiando, soltando. Olvidando y aceptando.
Elegir lo que realmente tenga sentido para lo mejor que puedo hacer hoy con mi vida.
Eso naturalmente es lo mejor que puedo hacer (también) para la mayoría. El sentido común es taoísta.
Y lo mejor es lo natural, sin forzar. No "lo que esté bien" porque bien y mal no existen, en realidad.
Hay muchos días donde no estoy presto para hacer algo extraordinario, sino lo mejor que puedo con lo ordinario.
Elegir qué desayunar, cómo, cuándo, dónde. Apagar mi celular, elegir caminar, sonreir, compartir, respirar.
Anotar las ideas más importantes que se me ocurran, y cuando sienta el mood, trabajar.
Y así ir viviendo día a día, de uno a la vez. Sin afán.
Para que llegue ese momento extraordinario, donde confluyan días, semanas, meses y años...
Diferentes tiempos y espacios, en un acto.
Donde cada segundo represente el pulso de mi vida, cargado con la fuerza de volcanes y huracanes, la sabiduría de selvas y bosques, y la inmensidad de océanos y mares.
Mi no-religión me invita a vivir y disfrutar cada mañana, en cada día. A elegir lo natural y que todo sea como es, sin prisa.
Porque elegimos a diario vivir en el cielo o el infierno, y si no elegimos, elige el resto.
Es imposible lograr equilibrio pegado a los demás, por ser contrario a lo natural.
Nadie puede solucionar los problemas en el mismo lugar donde los genera. Vivimos en crisis social.
Taoístas somos raros y pocos, porque la mayoría no se logra desacoplar, permaneciendo (siempre) con los demás.
Y ni solemos decir que lo somos porque tiene muy poco sentido para nosotros.
Sabemos que al universo le da igual. Y solo importa lo que hacemos (no lo que decimos) en lo real.
La diferencia entre separarse y mantener la propia energía, es la vida que creamos al ser naturales y cambiar.
Porque la mayoría, al depender, entregó su capacidad creativa y perdió la habilidad de gestionar su vida.
Si tu salario define qué haces, cómo lo haces y cuándo lo aplicas, el salario gestiona tu vida.
Si eres empresario o independiente y no paras de calcular, te gestiona la economía de la sociedad.
Piensas que el dinero te hará más libre y "algún día", sabes que es mentira pero vuelves al celular y olvidas 🙂
Lo contrario, es ser taoísta. Y no es una religión sino lo que hacemos cada día.