Nos tocó un videojuego de realidad aumentada donde 9 de cada 10 vive en estado de alerta y/o carencia.
Sabotearon sus circuitos de placer y recompensa, todo le da igual, su atención es mínima y dispersa.
La mayoría olvidó de qué se trata su vida y sobrevive en completa dependencia.
Chismes, redes sociales, azúcares, grasas, cigarrillo industrial, alcohol sin destilar, cocaína.
Jóvenes preguntan cómo bailar en su dispositivo (AI), tienen sexo con cualquiera y se drogan con lo que sea.
Adultos trabajan sin parar o viven para sumar likes.
Internet, la TV o radio inyectan publiganda, miedo y violencia. Nadie habla ni cuestiona, dan likes y scrollean.
El comercio convirtió el arte en criminales, lujuria y obediencia. La música no elige sus letras.
La mayoría quiere un cambio sin responsabilizarse en hacerlo ni tampoco en sus consecuencias.
Quienes gobiernan tienen tanto poder, que ser inmortales sueñan.
No son menores, ni eres mayor que ellas.
La mayoría acumula y vende (cosas, tiempo, su cuerpo) persiguiendo dinero que siempre escasea.
Lo gestionan quienes vigilan 24/7 y definen las reglas.
“The end was contained in the beginning.”
— George Orwell, 1894.
Nos obligaron a trabajar para pagar impuestos, alcoholizarnos, comer toxinas y que programen a nuestros hijos en sus escuelas.
La mayoría solo paga créditos y deudas. Es controlada y desprogramada de su existencia.
Reseteo nos limpia y devuelve nuestra fuerza.