Crear una moralidad basada en la fuerza que tenga el valor de existir sin necesitar justificaciónes ni validaciones externas.

Una moralidad que encuentra todas sus raíces y su poder dentro de sí misma.

Que no se somete a reglas impuestas de lo correcto o incorrecto y rechaza la necesidad de argumentos mezquinos.

Se atreve a ejercer su propia autoridad y no necesita de externos para mantenerse en pie.

En cada paso, una revelación. Es una moralidad que va más allá del mal y del bien.


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